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El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, extendió una invitación formal al presidente de China, Xi Jinping, para asistir a su toma de posesión el próximo 20 de enero, según confirmó su equipo de transición. Aún no está claro si el mandatario chino aceptará la invitación, que se da en un contexto de crecientes tensiones económicas y políticas entre ambas naciones.
La secretaria de prensa entrante de Trump, Karoline Leavitt, declaró que la invitación refleja el compromiso del presidente electo de mantener un diálogo abierto con líderes de países que no solo son aliados, sino también competidores y adversarios. Este enfoque, señaló, ya se observó durante su primer mandato.
La relación entre Estados Unidos y China enfrenta desafíos significativos, particularmente debido a la intención de Trump de imponer mayores aranceles a las importaciones chinas. Durante su campaña, el presidente electo prometió tarifas de hasta un 60% sobre productos provenientes de China y, recientemente, sugirió un aumento adicional del 10% si Beijing no intensifica sus esfuerzos para detener el flujo internacional de químicos precursores utilizados en la producción de fentanilo.
China, por su parte, ha incrementado sus acciones para controlar la exportación de dichos químicos, aunque las tensiones no se limitan al ámbito del comercio. Trump también ha nombrado a figuras críticas del gobierno chino, como Marco Rubio para secretario de Estado y Mike Waltz como asesor de seguridad nacional, lo que sugiere una postura más dura hacia Beijing en su próxima administración.
La invitación a Xi llega mientras Trump busca marcar diferencias con la administración saliente de Joe Biden, que también enfrentó desafíos en la relación bilateral. Recientemente, durante una reunión en Beijing, Xi advirtió a Estados Unidos contra una guerra comercial y abogó por una relación estable y cooperativa.
El contexto de esta invitación incluye amenazas de Trump de implementar aranceles similares contra México y Canadá, con el objetivo de abordar la migración ilegal y el tráfico de drogas hacia Estados Unidos. El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, y otros líderes internacionales han expresado preocupación por el impacto económico de estas políticas.
A pesar de las tensiones, Trump ha enfatizado su relación personal con Xi, a quien recibió en Mar-a-Lago durante su primer mandato. Sin embargo, la asistencia de Xi a la ceremonia inaugural sería un hecho inusual, dado que históricamente los líderes extranjeros no suelen participar en estas ceremonias. La respuesta oficial de China a la invitación aún está pendiente.
