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Tres semanas después del huracán John, media Tixtla sigue bajo el agua

La inundación también ha impactado los sembradíos de flores de cempasúchil y terciopelo, cultivos esenciales en la temporada de Día de Muertos.

Según un informe oficial, se están desalojando más de mil litros de agua por segundo.

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A tres semanas del paso del huracán John, casi la mitad de la ciudad de Tixtla, en Guerrero, permanece inundada, afectando gravemente a sus habitantes y sectores productivos.

De acuerdo con un reporte de la revista Proceso, el desbordamiento de la Laguna Negra tras las lluvias del huracán dejó alrededor de 2,500 casas inundadas y 10,000 familias damnificadas. Hasta el momento, solo el 5% de la población ha logrado recuperarse completamente.

La inundación también ha impactado los sembradíos de flores de cempasúchil y terciopelo, cultivos esenciales para los campesinos de la región en la temporada de Día de Muertos.

Las autoridades locales han sido señaladas por los vecinos, quienes acusan a administraciones municipales anteriores de no haber dado seguimiento adecuado al desazolve de la laguna ni a la instalación de un drenaje en la ciudad, lo que agravó la situación.

El Comité Central del barrio del Santuario ha exigido medidas inmediatas para el desfogue de la laguna y la creación de un proyecto de canal controlado, recordando que hace 11 años, el huracán Ingrid y la tormenta tropical Manuel causaron una inundación similar en Tixtla.

Las autoridades del estado, en colaboración con la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) y la Comisión de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento del Estado de Guerrero (CAPASEG), han desplegado equipos de bombeo en puntos estratégicos para reducir los niveles de agua en las zonas afectadas.

Según un informe oficial, se están desalojando más de mil litros de agua por segundo, lo que ha permitido disminuir el nivel del agua en aproximadamente 60 a 70 centímetros. Sin embargo, el proceso es lento, y vastas áreas siguen anegadas.

En el barrio del Santuario, una de las zonas más afectadas, los vecinos han instalado por cuenta propia 12 bombas para desfogar las áreas inundadas. Más de 20 campesinos trabajan diariamente sin recibir pago alguno, intentando drenar el agua hacia resumideros improvisados.

Actualmente, permanecen inundadas 17 calles del barrio del Santuario y la cancha de la unidad deportiva que conecta con el barrio de San Antonio, lo que ha dejado a muchos residentes aislados. En otras áreas, como la colonia Tres Reyes, se han reportado olores fétidos debido a la descomposición de animales que no pudieron ser rescatados durante las inundaciones.

A pesar de la reducción del agua en algunas zonas clave, como las avenidas Guerrero e Insurgentes, el acceso para automóviles y transporte público sigue siendo limitado, y en los albergues habilitados continúan alrededor de 120 personas, principalmente niños y adultos mayores.

El gobierno estatal ha reiterado su compromiso de acelerar los trabajos de desfogue y brindar asistencia a las familias afectadas, pero la situación sigue siendo crítica para muchos de los damnificados.

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