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La Secretaría de Cultura de Tabasco, a cargo del exsecretario Ramiro Chávez Gochicoa, se gastó 340 millones 994 mil pesos del 2022 al 2024 en la supuesta atención de 564 bibliotecas públicas, de las cuales, 494 están inactivas, según dio a conocer la nueva secretaria de Cultura, Aida Elba Castillo.
El presupuesto general que manejó la Secretaría de Cultura de Tabasco en 2022, fue de 322 millones 147 millones 984 pesos.
Para el año 2023, esta dependencia utilizó 339 millones 397 mil 714 pesos. En el año 2024, Cultura de Tabasco ejecutó un total de 348 millones 839mil 734 pesos.
A pesar de estos presupuestos ascendentes, la cultura en Tabasco retrocede y se mantiene estancada desde hace décadas.
Por ejemplo, la mayoría de las bibliotecas públicas de Tabasco se encuentran en los 17 municipios de la entidad y son espacios destartalados, con acervos obsoletos, sin visitantes, sin animación, con escaso personal; la pregunta que deben responder las autoridades es ¿por qué se destina una tercera parte del presupuesto total de Cultura a bibliotecas que no funcionan
Bibliotecas obsoletas
La nueva subsecretaria de Fomento a las Artes y la Cultura, Karla Alejandra Garrido Perera, informó que de las 564 bibliotecas existentes, 494 están inactivas, es decir, en el abandono.
“Nueve de cada diez bibliotecas públicas se encuentran en estado triste, en que los pisos, puertas, paredes, materiales, en las mesas existe humedad, deterioro". Eso "impide" entrar, explicó Karla Garrido Perera.
Dijo que el 90 por ciento de esos inmuebles necesita actualización urgente de sus acervos bibliográficos para la consulta de estudiantes y el público en general.
Indicó que además requieren de tecnología, computadoras, cañones proyectores, bocinas, internet y otras herramientas.
Señaló que por las condiciones inadecuadas más de mil trabajadores no pueden realizar su labor.
La funcionaria explicó que sólo la biblioteca José María Pino Suárez es administrada por la Secretaría de Cultura, mientras que las otras 563 están a cargo de los 17 municipios de la entidad.
Reveló que sólo 63 bibliotecas cuentan con certeza jurídica porque tienen escrituras propias.
Acervos en peligro
La biblioteca central José María Pino Suárez, ubicada en Villahermosa, capital del estado fue durante un tiempo una de las mejores del país. Fue construida en 1987, en un espacio de 12 mil metros cuadrados a orillas del rio Grijalva por los arquitectos Teodoro González de León y Francisco Serrano, sin embargo, lleva décadas sin mantenimiento apropiado aunque los gobiernos que han pasado anunciaron que destinaron dinero para su mantenimiento, pero la realidad es que el deterioro es evidente.
Por los techos agrietados y los artesonados de madera se filtra el agua cuando llueve, en el piso se forman charcos a un lado de libros de mucho valor.
Las valiosas colecciones especiales de Edwin M. Shock, Jorge Gurria, Julio Torri, Joaquín Bates, Leopoldo Duarte, Jesús Taracena, Carlos Sebastián, Celia García, Máximo Evia, Miguel Orrico y la Colección Víctor Manuel Barceló, están amenazadas por la humedad y malos cuidados.
La realidad de las bibliotecas en Tabasco no corresponde con el dinero que según las autoridades se gastan en ellas, pues solo 70, de las 564 que existen están funcionales. En el papel, el presupuesto que se le destina debería ser suficiente para que no hubiera bibliotecas abandonadas y disfuncionales.
Así, en el presupuesto de egresos 2022 que manejó Cultura, se destinaron 108 millones 299 mil 157 pesos a la Dirección de Bibliotecas. Para el 2023, este presupuesto aumentó y se entregaron 113 millones 773 mil146 pesos. Para este año, 2024, la dirección de bibliotecas recibió 118 millones, 922 mil 030 pesos.
¿Qué ha pasado con todos estos presupuestos? ¿Por qué no alcanzan para revertir el deterioro y abandono de las bibliotecas? ¿Por qué no existe ninguna investigación por parte del Congreso local a los recursos millonarios que se gastan en bibliotecas arruinadas? ¿Por qué nadie revisa si se cumplen o no los resultados y objetivos del presupuesto público?
Un caso increíble de corrupción
En Tabasco, la cultura no sufre por la falta de dinero, pues cada año tiene presupuestos ascendentes pero los resultados han sido los mismos e incluso, cada año empeoran un poco más. Lo que refleja la decadencia cultural que existe, es un mal manejo o mala planeación de los recurso públicos.
Por otra parte, la corrupción, el amiguismo y el tráfico de influencias para conservar empleos, destruyen el patrimonio cultural de los tabasqueños. Los que ocupan los cargos públicos importantes, son regularmente amigos y familiares de los políticos locales, sin especialización ni experiencia.
La mayoría de los que están en esos cargos de gobierno solo están por el sueldo; se arrastran y desviven sin pudor con tal de quedar bien con el político de más 'arriba' para que les den cualquier cosa, lo que menos les importa es hacer algo por la cultura.
El ejemplo, es la configuración de la actual Secretaría de Cultura donde la mayoría de los nuevos funcionarios son recomendados, ninguno está por mérito propio. Cultura le fue entregada como pago por favores políticos a uno de los peores alcaldes que ha tendido el municipio de Centro: Evaristo Hernández Cruz. De este alcalde se recuerda su voracidad de dinero. Durante su trienio hizo mucha obra mediocre, mal planeada que destruyó impunemente parte del patrimonio arquitectónico de la que fuera una de las capitales más hermosas del sureste por sus parques, calles y casas antiguas.
Otro ejemplo de los amiguismos y tráfico de influencias, lo hayamos en el Planetario Tabasco 2000. Un espacio para la divulgación de la ciencia que está completamente obsoleto: proyectores y mobiliario están destartalados por años de abandono, aunque cada nueva administración anuncia dinero para su remodelación.
Ramiro Chávez Gochicoa, un patán que acaba de dejar el cargo de secretario de Cultura, presumió una inversión de 20 millones de pesos para rescatar ‘espacios icónicos’ de la cultura estatal: Parque Museo La Venta, Planetario Tabasco 2000 y Teatro Esperanza Iris. Sin embargo, por ninguna parte se ven los resultados de esa ‘inversión’, esos espacios lucen degradados, abandonados, obsoletos.
Más años que Don Porfirio
El Planetario Tabasco 2000, ha sido durante décadas el reino de Armando Ruiz Torres, un funcionario que lleva 34 años en ese lugar; incluso, su periodo superó al del dictador Porfirio Díaz que gobernó a México 30 años.
Es increíble que este funcionario se haya mantenido en ese cargo durante más de cinco sexenios. La única explicación posible es la corrupción y el tráfico de influencias. Una práctica deleznable que ha dañado el desarrollo y la utilidad de un espacio público tan necesario para el conocimiento y recreación de los jóvenes.
¿Por qué Ruiz Torres sigue destruyendo El Planetario Tabasco 2000 en el nuevo gobierno de Javier May? Su único mérito es ser pariente de un viejo político que habla con cada nuevo gobernador para que lo dejen ahí. Por su ineficacia y pedantería, Armando Ruiz debió haber sido despedido hace tiempo, pero el nuevo gobernador Javier May lo protegió y ya le garantizó su chamba por otros seis años, para mal de los tabasqueños.
Más dinero, menos resultados
Tabasco, a diferencia de otros estados del sur-sureste, es la entidad que más presupuesto destina a los temas de cultura y la que menos resultados ofrece como puede verse en el siguiente cuadro comparativo:
Tabasco: Secretaría de Cultura, 339 millones 397 millones 714 mil pesos.
Oaxaca: Secretaría de las Culturas y las Artes: 224 millones 123 mil pesos.
Chiapas: Consejo Estatal para la Cultura y las Artes: 116 millones 516 mil 780 pesos.
Quintana Roo: Instituto de Cultura y las Artes: 66 millones 302 mil 514 pesos.
Guerrero: Secretaría de Cultura de Guerrero: 20 millones 335 mil 310 pesos.
Yucatán: Secretaría de Cultura de Yucatán: 15 millones 985 mil pesos.
En 2023, Cutura Tabasco ejerció 115 millones 274 mil pesos más que Oaxaca, el gigante cultural y artístico del sur, pero sin dar resultados. Incluso Guerrero y Yucatán que tienen los presupuestos culturales más bajos de la región: 20 millones 335 pesos, el primero, y solo 15 millones 985 pesos el segundo, hicieron más actividades culturales que Tabasco en 2023.
Eventos y fastivales patito
De acuerdo a una solicitud de información hecha por BPmx, los únicos proyectos que la Secretaría de Cultura reporta como acciones recurrentes a las que destina apoyos son los siguientes:
Las “Jornadas Pellicerianas”, un evento de literatura local mal curado y mal planeado que además invisibiliza la figura de los otros dos grandes poetas tabasqueños: José Gorostiza y José Carlos Becerra.
Para este festival que lleva años sin trascender lo local, asesorado por un poeta mediocre cubano de nombre Waldo Leyva, entre otros que se benefician, se destinaron en el 2023, 2 millones 193 mil 583.20 pesos. Los resultados de tal inversión fueron nulos, los beneficiarios muy pocos. El festival no genera opinión favorable en los medios, ni turismo cultural. No hay verdadera medición de resultados.
Para el 2024, el presupuesto fue un poquito mayor, se destinaron: 2 millones 199 mil, 905.20 pesos, pero al igual que el anterior, fue un evento que no trascendió. Los encargados de la programación vetan a escritores que no son de su agrado, invitan a desconocidos, y a otros bastantes mediocres. Aparte de lecturas monótonas, la programación no oferta nada más. No hay actividades para el público joven ni para las y los niños. Cada año se repite lo mismo a pesar de que el presupuesto del que se dispone no es poco pero se usa mal y sin creatividad.
Otro de los proyectos a los que destina una fuerte suma de dinero la Secretaría de Cultura de Tabasco sin dar verdaderos resultados, es el llamado Festival Ceiba.
Para este evento se presupuestaron 3 millones 663 mil, 667.21 pesos en el 2023. La programación de ese año fue de tercera. El mal gusto del secretario de Cultura se vio reflejado en este programa donde más del 50 por ciento se le dedicó a películas y fotografía.
La literatura y las artes plásticas fueron puro relleno como siempre, y la programación infantil y juvenil casi inexistente. En lo musical el mal gusto volvió a reinar.
Para el 2024 hay destinados 4 millones 663 mil 750.00 pesos. Ya han puesto a circular un avanece de la programación y al parecer es más de lo mismo y un poco peor.
El festival no tiene curaduría profesional, son improvisaciones y ocurrencias según el gusto de los funcionarios del momento. No tiene una dirección orgánica ni una temática relevante que le de identidad, todo es de chile, dulce y manteca.
En esta nueva emisión, otra vez la programación infantil y juvenil es inexistente. Se anuncia como gran novedad a la aburrídisima Eugenia León, a la añeja Sonora Santanera, a la Marimba Nandayapa, una clase de Julio Bracho, y un montón de grupitos de relleno que no justifican los más de 4 millones de pesos que se van a gastar.
El exsecretario de Cultura, Ramiro Chávez Gochicoa, fue un funcionario patán con un gusto raro por la fotografía, entre sus ocurrencias dejó programado el Festival de Fotografía callejera, al que le puso de presupuesto un millón 456, 714.63. Este festival fue un gusto que se quiso dar, no responde a ninguna necesidad.
Otra de las ocurrencias de Chávez Gochicoa, fue el llamado “Mes del ilustrador”. Otro gusto personal. “Un espacio pionero para explorar las habilidades de los tabasqueños en la ilustración”, dice la justificación pero no da estadísticas de cuántas personas se dedican a este disciplina. Para esta actividad que sólo practican unos cuantos en Tabasco, la secretaría de Cultura destinó la cantidad de 449 mil, 077. 76, pesos, en el 2023 y para 2024, presupuestó otros 956 mil 808.60 pesos.
Mientras la Secretaría de Cultura de Tabasco destina miles pesos a eventos sin trascendencia que no responden a las necesidades culturales apremiantes, deja sin apoyo otros eventos y actividades que por no ser iniciativas de los amigos del gobierno no los respalda.
Así ocurrió con el Tamboritón. Un evento masivo de tamborileros que se llevó a cabo en mayo de este año. Reunió a más de 200 tamborileros niñas, niños, jóvenes, adultos, ancianos y personas con capacidades especiales que tocaron tres piezas musicales de la tradición Yoko t'an a un mismo tiempo.
Miles compartieron las imágenes y los videos. Fue un espectáculo transmedia que proyectó a Tabasco a nivel nacional porque instauró un nuevo récord. Lo hizo el Colectivo Cultura Tabasco con casi nada.
Pese a la trascendencia, el evento no recibió ningún apoyo oficial, por lo contrario, las mismas autoridades intentaron boicotearlo. Para el 2025, tratarán de reunir a mil tamborileros para instaurar un récord Guinness, pero estas cosas donde solo gana el pueblo no le importan al gobierno.
Degradación y simulación
¿Qué ha pasado con el multimillonario presupuesto de cultura en Tabasco? ¿Por qué se gasta tanto en bibliotecas que no funcionan? ¿Por qué el nuevo gobierno no informó cómo dejó Ramiro Chávez la secretaría de cultura? ¿Por qué la Comisión de Cultura del Congreso local tampoco se interesa en estos temas? ¿Por qué el gobierno quiere gastar dinero en un nuevo complejo cultural que no hace falta, en lugar de reparar lo que está dañado? ¿Por qué no se invierte nada en el desarrollo artístico de los creadores? ¿Por qué no apoyan la creación de empresas culturales? ¿Por qué no se respeta el derecho a la cultura y el arte que tienen las niñas y niños?
Todas estas son preguntas ciudadanas que merecen respuesta del nuevo gobierno que quiere poner un segundo piso cuando ni siquiera existe el primero.
Esta falta de resultados evidencia una deficiente y retrograda política cultural que apuesta por la simulación de resultados y la pauperización de los activos culturales. Lo grave es que se repite con cualquier gobierno por la irresponsabilidad de una ciudadanía acrítica y convenenciera.
Un ejemplo basta, el nuevo gobierno de Morena, para simular la participación ciudadana en la definición de políticas culturales, hizo el Foro de Consulta del Plan Estatal de Desarrollo 2024-2030, en el municipio de Cunduacán, distante varios kilómetros de la capital del estado; eso impidió que estuvieron allí los promotores, gestores y hacedores de arte y cultura profesionales, en cambio la mayoría que asistió fueron funcionarios, trabajadores de gobierno y alguno que otro entusiasta crédulo que acudió pensando obtener algún beneficio personal.
Las cosas no cambian, sea del color que sea ese gobierno, los vicios y los trastornos son los mismos.