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¿Personas congeladas podrían resucitar? la criogenización humana, un acto de fe

En la actualidad hay más de 2 mil personas que han firmado un contrato con alguna empresa de criónica.

Cadáveres en nitrógeno líquido

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En la década de 1960, repleta de grandes avances científicos, varias empresas estadounidenses habían comenzado ya a experimentar con la preservación de cadáveres en nitrógeno líquido, con la intención de poder revivirlos en el futuro.

Igual que los rituales de momificación de los antiguos egipcios, la criogenización humana representa un acto de fe más que una hipótesis plausible. La ciencia criónica, si es que puede considerarse como tal, nunca ha ofrecido garantías ni fundamentos biológicos sólidos que respalden la posibilidad de revivir un cuerpo en el futuro, haciendo que el sueño de la vida eterna siga siendo tan frágil como lo fue siempre, desde aquellos primeros seres humanos que tomaron conciencia de su propia mortalidad.

En la actualidad, se estima que hay más de 2.000 individuos que han firmado un contrato con alguna empresa de criónica para que, inmediatamente después de ser declarados muertos, sean preservados en depósitos a muy bajas temperaturas (inferiores a -130ºC) a la espera de que los futuros avances en biomedicina consigan devolverlos a la vida. Toda esta clientela en estado de hipotermia tiene dos características en común: fe en un futuro milagroso y dinero, mucho dinero.

La primera de estas empresas criogénicas fue Alcor Life Extension Foundation, una compañía que sigue funcionando en la actualidad, y el primer paciente que puede considerarse criogenizado fue James Bedford, un profesor universitario que murió en 1967, a los 73 años, y que se ofreció voluntario para entregar su cuerpo a la liturgia moderna de la resurrección. Los restos de Bedford aún permanecen en las instalaciones de Alcor, mantenidos a 196 grados bajo cero, junto con los de decenas de personas y mascotas procedentes de todo el mundo, incluida España.

Ninguna garantía de revivir

Además de Alcor, existen varias compañías dedicadas a la criogenia humana. Las más conocidas son la también estadounidense Cryonics Institute, la rusa KrioRus y la germano-suiza Fundación Europea de Biostasis. Estas empresas no ofrecen ninguna garantía ni a medio ni a largo plazo, y sus procedimientos son caros. Básicamente, contemplan dos modalidades: congelar el cuerpo completo o únicamente la cabeza -el cerebro-. Su planteamiento nunca ha sido viable desde el punto de vista científico, ni tan siquiera ha estado cerca de serlo, pero la promesa de la vida eterna es un suculento negocio tan antiguo como el ser humano, y no les han faltado clientes.

La criopreservación de óvulos es una práctica que lleva décadas en uso.

"La congelación y criogenización de muertos, tanto enteros, como no digamos ya de trozos, como los cerebros aislados, para hipotéticamente intentar resucitarlos en un futuro, me parece un auténtico disparate y un sinsentido. Para alguien que entienda un poco de biología y de qué está formado el cuerpo humano, es algo que se aleja totalmente de la ciencia, entrando de lleno en el escenario de la fantasía y la ciencia ficción", declara a RTVE, Javier Cabo, especialista en cirugía cardiovascular, catedrático de Ingeniería Biomédica y pionero en España en el campo de la criopreservación tisular, especializada en su caso en congelar tejidos cardíacos para utilizarlos después en intervenciones quirúrgicas.

Un "mero procedimiento funerario"

"Congelar un cadáver no deja de ser un mero procedimiento funerario, una técnica funeraria más, al igual que lo son el enterramiento y la cremación. Eso sí, más laboriosa, y conceptualmente similar a la antigua técnica funeraria de la momificación egipcia", opina Javier Cabo.

La criopreservación humana, o biostasis, esto se consigue mediante una serie de procedimientos que en realidad no buscan la congelación, sino la vitrificación (evitando la formación de cristales de hielo que deterioren las estructuras celulares). Tal y como explica el doctor Cabo, si un cuerpo se enfría por debajo de los 5 ºC, el agua del interior de sus células "se congela y se crean cristales de hielo, que ocupan más espacio y rompen las membranas celulares, creando un daño tisular irreversible e incompatible con la integridad celular y con la vida".

"Se criopreserva lo que está vivo"

Para el biólogo Lluís Montoliu, investigador científico del CSIC y vicedirector del Centro Nacional de Biotecnología (CNB), empresas como Alcor o KrioRus "desgraciadamente juegan con la ignorancia de las personas, y se aprovechan de su buena fe, de la pérdida de un ser querido, e incluso ofertan la criopreservación después de que una persona haya fallecido, lo que no tiene ningún sentido desde el punto de vista científico".

"Una cosa tiene que quedar clara: tú criopreservas lo que está vivo. Si está vivo un tejido, un órgano, unas células o unos embriones y los criopreservas adecuadamente, vas a ser capaz de revitalizarlos. En cambio, si criopreservas un tejido muerto, unas células muertas, lo que vas a conseguir cuando las descongeles son las mismas células muertas que tenías anteriormente", coincide con Javier Cabo.

Intuitivamente, se podría pensar entonces que la solución es fácil: congelar a la persona justo antes de morir. Sin embargo, una vez más esta idea choca de lleno "con la física y la biología". "La criopreservación de un organismo completo sigue siendo una fantasía, porque estas técnicas dependen de las características celulares, es decir, es distinto congelar una célula de hígado que un embrión, o células de la grasa, o células musculares… Cuando tú tienes un ser vivo completo tienes todos los diferentes tipos celulares, y de momento no tenemos conocimiento de un método que permita de manera segura, exitosa y reproducible congelar y descongelar todos los tejidos", explica Montoliu a RTVE.es.

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