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Hoy es el Día Mundial contra el Dolor; en México hay datos sobre el impacto de este malestar crónico

En América Latina se estima que el dolor neuropático afecta al 2% de la población.

Dolor agudo neuropatias.

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El 17 de octubre de cada año se celebra el Día Mundial contra el Dolor, cuyo objetivo es destacar la necesidad urgente de encontrar un mejor alivio para el sufrimiento físico por las enfermedades. El alivio del dolor es un derecho universal de los seres humanos estipulado en la Carta de Derechos Humanos de las Naciones Unidas desde el año 2000.

El dolor crónico es un problema de salud pública que afecta de 25 a 29 por ciento de la población mundial; sin embargo, en México no hay información pública disponible que permita conocer el impacto del dolor crónico en la población general.

El impacto del dolor crónico, afecta principalmente a pacientes de más de 55 años de edad. La neuropatía diabética es la principal causa del dolor neuropático en el mundo.

En América Latina se estima que el dolor neuropático afecta al 2% de la población. En el 1 5 % de los pacientes que consulta por dolor, es de origen neuropático.

La mayoría de los pacientes que presentan síntomas de dolor neuropático son manejados en la atención primaria y sólo la minoría, generalmente los cuadros refractarios, son referidos a especialistas en dolor.

En nuestra región, los cuadros frecuentemente asociados a dolor neuropático son: dolor lumbar con componente neuropático (34,2%); neuropatía diabética (30,4%); neuralgia post herpética (8,7%) y dolor neuropático como secuela postquirúrgica (6,1%)

El dolor crónico se define como aquel que persiste por más de tres meses, convirtiéndose en una entidad patológica que afecta significativamente la calidad de vida de quienes lo sufren.

Experiencia sensorial desagradable

La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP, por sus siglas en inglés) define el dolor como una “experiencia sensorial y emocional desagradable asociada a daño tisular real o potencial”; respecto al dolor en niños, explica que “la incapacidad de comunicarse verbalmente no niega la posibilidad de que alguien esté sufriendo dolor y necesite un tratamiento farmacológico adecuado”.

La mayoría de las personas alguna vez en su vida han sentido dolor, ya sea por una caída, por una cirugía o por alguna enfermedad. Se ha observado que algunas enfermedades están más relacionadas con la presencia de dolor, como artritis, dolor lumbar, fibromialgia, cáncer, neuropatías y fracturas. La tolerancia al dolor es muy variable, algunas personas toleran dolor moderado o severo sin requerir el uso de medicamentos. El dolor puede ser agudo o crónico. El dolor agudo aparece de repente y no dura mucho, mientras que el dolor crónico es duradero y persiste más de tres meses.

Pero sabemos que el dolor es frecuente en la población de adultos mayores. Hallazgos del Estudio Nacional sobre Salud y Envejecimiento en México señala que 41.5% de los adultos de más de 50 años de edad reportó sufrir dolor, siendo más frecuente en las mujeres que en los hombres (48.3% vs. 33.6%), y que el porcentaje de dolor aumenta en los adultos de mayor edad.

Impide una vida normal

El dolor crónico tiene serias consecuencias en las personas que lo padece: una de cada tres personas que tienen dolencias graves no pueden tener una vida normal, no pueden hacer ejercicio, ni dormir normalmente, ni participar en actividades sociales. Además, el dolor crónico es la principal causa de ausentismo laboral y discapacidad, lo que genera enormes costos para el sector salud. Su manejo inadecuado tiene severas repercusiones físicas, afectivas y socioeconómicas, para la persona, la familia y servicios públicos de salud.

El tratamiento se lleva a cabo de manera individualizada. Muchos médicos se rigen por la escala analgésica de la Organización Mundial de la Salud (OMS), basando su decisión principalmente la intensidad y características del dolor, así como el momento en el que se encuentra la enfermedad. En muchos casos el dolor crónico mejora con cuidados paliativos.

El dolor crónico no se puede prevenir; sin embargo, mantener un peso ideal, adoptar una alimentación saludable, en medida lo posible hacer ejercicio, controlar la ansiedad y dormir bien, son algunas medidas que pueden ayudar a disminuir o controlar el dolor.

El apoyo familiar constituye la primera ayuda de las personas con dolor crónico, y ofrecerles información, recursos y apoyo emocional y social se ha revelado como un elemento que ayuda en el tratamiento de la situación del dolor en conjunto.

Alan Luis Juárez-Belaúnde, coordinador del Grupo de Estudio de Dolor Neuropático de la SEN, destaca que el dolor neuropático “es más intenso y difícil de tratar que otros tipos de dolor crónico. Afecta áreas específicas del cuerpo y a menudo se asocia con condiciones como diabetes, dolor lumbar o secuelas quirúrgicas. Además, su diagnóstico suele ser complicado, ya que tiende a coexistir con otros tipos de dolor”.

Depresión, ansiedad y trastornos del sueño

El dolor neuropático afecta a más de tres millones de personas en España, con 400.000 nuevos casos anuales. La depresión, la ansiedad, la fatiga y los trastornos del sueño son significativamente más prevalentes en pacientes con dolor neuropático en comparación con otros tipos de dolor: el 60 % padece trastornos del sueño, el 42 % fatiga, el 34 % depresión y el 25 % ansiedad. Además, el 41 % de los pacientes ha sufrido dolor durante más de cinco años, y el 40 % de los que han recibido atención para su dolor indican que no están satisfechos con los resultados. Un 65 % ha tenido que restringir sus actividades diarias, y el 82 % considera que este dolor ha tenido un impacto significativo en su calidad de vida.

“Una evaluación correcta de cada paciente y un diagnóstico adecuado son fundamentales para intentar mejorar el manejo del dolor neuropático. Identificar correctamente este tipo de dolor puede no resultar sencillo, ya que es muy común que coexista con otros tipos de dolor", explica Juárez-Belaúnde. “Es necesario mejorar el diagnóstico tanto del dolor neuropático en sí, como de las comorbilidades que suelen estar presentes en los pacientes con dolor crónico para que, tratados de manera temprana e integral, se pueda mejorar la calidad de vida de los pacientes”, destaca.

En opinión de este experto, aunque aún se necesitan fármacos más eficaces a largo plazo, es clave ofrecer acceso a equipos transdisciplinares y facilitar que los pacientes adopten medidas no farmacológicas adaptadas a sus necesidades individuales.

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