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El expresidente de Perú, Alberto Fujimori, falleció este miércoles a los 86 años en Lima tras una larga batalla contra el cáncer. La noticia fue confirmada por su hija, Keiko Fujimori, a través de un mensaje en redes sociales, en el que pidió a sus seguidores que recen por el descanso de su padre. Fujimori, quien gobernó Perú de 1990 a 2000, fue condenado por violaciones a los derechos humanos y corrupción, y pasó sus últimos días en su residencia en San Borja tras recibir un indulto humanitario en 2017.
El deterioro de la salud del exmandatario fue reportado en las últimas semanas por fuentes cercanas, incluyendo una caída en junio que resultó en una fractura de cadera y subsecuente operación, además de complicaciones por el cáncer de lengua que padecía. El pasado 4 de septiembre, Fujimori fue visto por última vez en público en una silla de ruedas al salir de un hospital en Lima.
Horas antes de su fallecimiento, el legislador Alejandro Aguinaga y la exlegisladora María Cuculiza habían informado sobre la gravedad de su estado de salud. Tras confirmarse su deceso, se anunció que, conforme a los protocolos establecidos por la Cancillería peruana, se izará la bandera a media asta en los edificios públicos y se decretará duelo oficial el día de su inhumación.
Fujimori, una figura controvertida en la política peruana, fue conocido por su lucha contra el grupo terrorista Sendero Luminoso y las reformas económicas que implementó durante su mandato, aunque también dejó un legado marcado por su condena a 25 años de prisión por las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta. La administración de la presidenta Dina Boluarte ha indicado que se seguirán los protocolos correspondientes en honor a su investidura.
En los últimos meses, Fujimori había mostrado intención de regresar a la política activa como candidato presidencial en las elecciones de 2026, según había anunciado su hija Keiko Fujimori. No obstante, expertos constitucionalistas señalaron que, a pesar del indulto, su estatus de condenado le impedía postularse.
El fallecimiento de Fujimori cierra un capítulo en la historia política de Perú, dejando un país dividido entre quienes lo ven como un líder que estabilizó la nación y quienes recuerdan los abusos de poder cometidos durante su gobierno.
