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El impacto del ruido generado por la actividad humana en los ecosistemas es el eje central del libro Natural History of Silence, del investigador en ecoacústica Jérôme Sueur. En esta obra, el autor examina cómo los sonidos provocados por barcos, aviones, maquinaria y otras tecnologías alteran los hábitats naturales en todo el planeta, incluso en los lugares más remotos.
Sueur describe cómo los sonidos naturales, como los cantos rítmicos de las cigarras o los crujidos en los arrecifes de coral, son esenciales para la vida de muchas especies. Sin embargo, argumenta que el ruido humano interfiere en estos procesos naturales, generando disrupciones en los ecosistemas. Por ejemplo, investigaciones en la isla de Moorea, en la Polinesia Francesa, han demostrado que el ruido de los motores de barcos desorienta a los corales jóvenes, que dependen del sonido del arrecife para encontrar un lugar adecuado donde asentarse. En contraste, en áreas protegidas y más silenciosas, los corales logran encontrar su hábitat con mayor éxito.
El libro también introduce al lector en la ciencia del sonido, explorando cómo los animales producen, perciben y utilizan las vibraciones acústicas. Sueur explica conceptos clave como la "hipótesis del nicho acústico", que plantea que cada especie ocupa un espacio sonoro único para facilitar la comunicación con sus pares y minimizar la competencia sonora con otras especies. Además, incluye una breve historia evolutiva sobre el desarrollo de la capacidad de los animales para enviar y recibir señales acústicas.
Según Sueur, el silencio es un recurso tan valioso como el agua o los alimentos, y las especies compiten por él para sobrevivir. El autor invita a los lectores a reflexionar sobre cómo el ruido afecta no solo a los animales, sino también a la percepción humana del entorno y a nuestra capacidad para conectar emocionalmente con el mundo natural.
Un ejemplo de este impacto es la Reserva Forestal de Risoux, en los Alpes franceses y suizos, donde especies como el urogallo y el búho pigmeo deben coexistir con el constante paso de aviones. Sueur describe este fenómeno como un “asalto fisiológico y psicológico” que se repite cada pocos minutos, subrayando que los humanos a menudo ignoran las consecuencias de su presencia sonora en los ecosistemas.
Finalmente, el autor sugiere que encontrar momentos de silencio en la naturaleza es esencial para reconectar con el entorno. Inspirado por naturalistas como John Muir y poetas como Walt Whitman, Sueur anima a buscar lugares remotos y a escuchar los sonidos de la vida salvaje, recordando que el silencio no implica ausencia de vida, sino una oportunidad para sintonizar con los ritmos naturales del planeta.