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El 20 de septiembre de 1985, a las 19:37 horas, un sismo de magnitud 7.6 con epicentro en Zihuatanejo, Guerrero, provocó importantes daños en diversas regiones del país, incluyendo la Ciudad de México.
Este movimiento telúrico, además de causar destrucción en las zonas cercanas al epicentro, afectó a la capital del país, donde se reportaron cortes de energía eléctrica, fugas de gas y daños en varios edificios.
Entre los puntos más afectados en la Ciudad de México se encontraron las estaciones del metro Zócalo y Pino Suárez, donde algunas losas colapsaron. También se registraron daños en edificios ubicados en la Calzada de Tlalpan y otras áreas circundantes.
Decenas de personas fueron desalojadas de inmuebles inseguros en colonias como Juárez, Roma y otras zonas aledañas.
El sismo generó un tsunami en la costa del Pacífico, con una ola inicial de 0.43 metros y una altura máxima de 1.20 metros registrada en Acapulco. La ola alcanzó la estación mareográfica de esa ciudad en 19 minutos, propagándose a una velocidad promedio de 709 kilómetros por hora.
Este evento se recuerda como uno de los movimientos sísmicos más significativos ocurridos en Guerrero, que junto con el terremoto del 19 de septiembre de ese mismo año, dejó profundas cicatrices en el país.
