Table of Contents
El dengue es una enfermedad viral transmitida por mosquitos, común en zonas tropicales y subtropicales. No se contagia directamente entre personas y, a la fecha, no existe una vacuna específica para prevenirla. Esta enfermedad puede manifestarse de tres formas: fiebre de dengue, fiebre hemorrágica y shock hemorrágico.
Los síntomas generalmente se desarrollan entre 4 y 7 días después de la picadura del mosquito infectado. Los signos comunes incluyen fiebre alta, dolor en los huesos, fuerte dolor de cabeza (especialmente en la frente), dolor ocular que aumenta con el movimiento, erupciones cutáneas similares a las del sarampión, náuseas, vómitos, insomnio, picazón, pérdida de apetito y dolor abdominal.
En casos más severos, pueden presentarse hemorragias, convulsiones debido a la fiebre y deshidratación intensa.
Para prevenir el dengue, es importante tomar medidas como usar ropa que cubra la mayor parte del cuerpo, evitar las picaduras de mosquitos, aplicar repelente, dormir con mosquiteros, instalar mosquiteros en puertas y ventanas, evitar la acumulación de basura y agua estancada, limpiar regularmente recipientes de agua, y usar larvicidas e insecticidas para eliminar mosquitos y sus larvas.
En cuanto al tratamiento, es fundamental seguir las indicaciones médicas, mantener una hidratación adecuada, evitar nuevas picaduras de mosquito, reposar y no automedicarse.
Los riesgos del dengue aumentan cuando se desarrolla en formas más graves como el dengue hemorrágico, que puede causar sangrados internos y externos, o el shock hemorrágico, que impide el flujo sanguíneo adecuado a órganos vitales, pudiendo ser fatal.
Dado que no hay vacuna disponible, es crucial tomar precauciones, especialmente en viajes a regiones tropicales, para evitar las picaduras de mosquitos portadores del virus del dengue.
