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Claudia Sheinbaum se convertirá este día en la primera mujer en presidir México en sus dos siglos de independencia. Todo lo que haga o deje de hacer será siempre historia.
Hereda un país herido por la violencia, la corrupción que es casi genética y los vaivenes de la economía dependiente y problemas coyunturales que atravesarán todo su sexenio: Ayotzinapa y las repercusiones de una reforma judicial parcial. Hereda también el lastre de un enorme aparato burocrático y partidista.
López Obrador reconoció el último día de su gobierno que le hereda a la doctora Claudia Sheinbaum muchos pendientes:
“Sí, cómo no, mucho atraso todavía, es que fue mucho tiempo, el predominio de una política de corrupción, de injusticias, de privilegios, fueron muchos años, décadas, entonces en seis años no es posible terminar de limpiar el gobierno, terminar con la corrupción, hay que continuar”, expresó este lunes el tabsqueño.
Las expectativas ante el nuevo gobierno de la doctora Claudia no son muy distintas de las que hubo con el gobierno de López Obrador. Las exigencias son las mismas, pobreza, violencia y pésima salud y pésima educación. En realidad no llega a construir un segundo piso, sino a terminar de construir el primero.
En todos los estados del país, los gobiernos corruptos y mediocres que tuvo Morena no construyeron ni siquiera un pequeño terraplén para el cambio. Un caso ejemplar es Tabasco –tierra del expresidente AMLO- donde los niveles de violencia, abuso, corrupción y atraso son ejemplificantes, pero igual están Chiapas, Guerrero, donde la violencia no cede desde hace dos décadas, no hay industria ni desarrollo, y el turismo prácticamente es de sobrevivencia. Pero así están todos los demás estados del país.
López Obrador es maestro de las apariencias, de la simulación y de la manipulación. Su gobierno fue de “izquierda moderada” en el discurso, y neoliberal en la economía. Pretendió una guerra contra la corrupción gubernamental que se diluyó en algunos golpes espectaculares contra sus “adversarios” pero la estructura vital de esa corrupción sigue intacta. Su política de primero los pobres benefició primero a los ricos como Carlos Slim cuya fortuna se elevó aún más en este sexenio que termina, junto con otros ultra millonarios mexicanos.
Quizá hay muy poco a lo que darle continuidad como herencia del lopezobradorismo. Su política de seguridad fue un fracaso, no existe una atención de salud mejor que Suecia como prometió, no existe una mejor educación. En este rubro se abandonó la atención, la formación y la educación de familias que era labor del DIF; quien debió estar a cargo de ayudar a jóvenes y niños para evitar que cayeran en la drogadicción, se dedicó a promocionarse como la primer escritora e historiadora del país. Pensó que estaba escribiendo nuevas páginas de oro en la historia al abandonar las tareas que el Estado encomienda a las compañeras de los presidentes y se atragantó con su bocado de ideología. El resultado fue el abandono de las familias, jóvenes y niños.
Aparte del programa que regala dinero a los adultos mayores, los demás que instituyó López Obrador rayan en la ineficacia y están podridos por la corrupción, es el caso de Sembrando Vida. En Cultura hay graves pendientes, López Obrador ofendió muchísimo a este sector. Aquí no hay nada a qué darle continuidad. La secretaria que se cambia a la secretaria de Turismo con Clara Brugada, es responsable de dañar gravemente a uno de los poetas más importantes del país por una repugnante venganza, hay en marcha una acción penal por este hecho.
Uno de los puntos más delicados de la herencia de su mentor político, es el caso Sinaloa. Un estado en guerra por la disputad armada de dos facciones de un mismo cártel. La lucha no tiene para cuándo terminar y posiblemente se esparza a otros territorios del país.
Sheinbaum recibirá la banda presidencial y dará su primer mensaje a la nación en la Cámara de Diputados para luego darse un baño de pueblo en el Zócalo, esa sí es una herencia del obradorismo. Allí dará a conocer sus 100 compromisos de gobierno.
Una docena de presidentes y jefes de gobierno estarán presentes entre las distintas delegaciones internacionales, entre ellos, los mandatarios de Brasil, Chile o Cuba.
Preocupa también a México los resultados de las elecciones estadunidenses de noviembre porque, de ganar Donald Trump, será la pesadilla del gobierno de la nueva presidenta.
Sheinbaum sin varita mágica
La primera gira de Claudia Sheinbaum como presidenta será a Acapulco, un puerto su deterioro es constante desde hace décadas. El crimen organizado lo tiene bajo su total control. La violencia lleva décadas sin disminuir, sumado a eso está las devastaciones que provocan los fenómenos naturales y la corrupción y mediocridad de sus gobiernos. El que está actualmente es el más voraz pero es aliado de la presidenta. Ahí habrá continuidad.
Acapulco es un gasto recurrente al presupuesto federal. Otra vez el gobierno federal acude a rescatarlo, se reparten despensas, se entregan electrodomésticos, las autoridades se toman fotos, se mal pavimentan calles, se destapan drenajes, se simulan obras en espera de la una nueva tormenta. Es en términos económicos es un lastre, y en cuestiones de seguridad, un riesgo latente.
Pero Claudia Sheinbaum llega con la bandera de la continuidad. En su último día de gobierno, Andrés Manuel López Obrador reconoció que a la doctora Claudia Sheinbaum le hereda muchos pendientes porque aún hay “mucho atraso” y en su gobierno no se logró limpiar de corrupción completamente.